viernes, 9 de julio de 2010

CARTA ABIERTA A DON ALFONSO SENIOR QUEVEDO (1912-2004)

Estimado don Alfonso:

Espero que su estadía en el cielo sea la mejor y que esté disfrutando de lo mejor del paraíso viendo desde el cielo a Millonarios, el club que usted fundó.

Sé que usted fue un hombre visionario, que con un deseo enorme de hacer un equipo grande, se embarco en una de las aventuras más titánicas pero agradables que a la postre creó el equipo más grande de Colombia. También sé que usted vio crecer ese anhelo y que lo vio hecho realidad, y lo vio triunfar como los mejores equipos del mundo, trayendo a sus filas a jugadores de primer nivel como Di Stefano, Cossi, Pedernera y muchos más que se encargaron de hacer ese club que usted formó en una realidad, poderosa, gloriosa y grande, porque como muchos de nosotros aseveramos, Millos no tuvo infancia porque nació grande.

Usted no solo tuvo el privilegio de fundar el club, sino de verlo en lo más alto de la cima mundial con un grupo comprometido y una hinchada que deliraba con cada pase, con cada gol, con cada jugada en el naciente coloso de la 57 que desde siempre ha albergado al club más grande de este país: Millonarios.

Su gestión sin duda fue de las mejores que el club ha tenido en su historia, no solo por su capacidad de administrar el club, a todas luces comprobada, sino que desde siempre le adhirió ese amor al equipo, amor que imprimió a todas las instancias de la institución. Sus buenas intenciones y su excelente manejo generó no solo una máquina de hacer fútbol sino una institución de considerable envergadura conocida allende de las fronteras de nuestro país.

Pero usted no solo estuvo durante su mandato en el club, también cuando otros llegaron a la presidencia su presencia se mantuvo, y como fiel hincha, apoyó al equipo y siguió empalagado de las mieles del triunfo con las estrellas ganadas.

Pero llegó un momento en que literalmente “le vendimos el alma al diablo” y en la década de los 80’s el dinero nauseabundo colmó las arcas de nuestro equipo, y si bien logramos cosas grandes, hipotecamos el equipo por los próximos 25 años. No me cabe la más mínima duda que usted sufrió como nadie la realidad de nuestro equipo que, con el nacer de la última década del siglo pasado, tuvo la llegada de los peores dirigentes y con eso todo lo que usted y sus sucesores lograron, ellos con todo el empeño lo malgastaron, lo nublaron y tiñeron nuestras páginas de lo peor que alguien podía escribir, con tinta opaca y caligrafía nada legible, se encargaron de hilvanar las peores hojas de nuestro recorrido.

Su partida fue dolorosa para el alma de la institución, porque si bien las estructuras no sienten, cada hoja de gloria lamentó en lo más profundo que usted se haya marchado, el gestor de este equipo que mueve las más fuertes pasiones de la mayoría de este país. Partió a su actual morada en una crisis caótica para el club, robándole su sueño de irse viendo a su equipo grande, pero su despedida llevó un peso en su corazón al ver tan mermado su proyecto, su equipo.

Y los hinchas como usted, soportamos todos los embates junto al club, pero quizás en parte la debacle de Millonarios es por nuestra pasividad y nuestro conformismo ante la crisis, porque en vez de actuar, debimos luchar o por lo menos ofrecer alguna resistencia y no ser tan serviles ante los dirigentes que los llevaron al caos. Dejamos pasar mucho y no hicimos nada por frenar la caída del club. Por eso, quizás toda la hinchada le debemos una disculpa, porque nuestro conformismo fue usado por los que saquearon el club para seguir haciendo de las suyas.

Desde el cielo se deben ver los partidos en alta definición y con suma comodidad, y desde su llegada me imagino que no se ha perdido ningún partido junto a Pedernera y los demás hombres que consolidaron el equipo grande de Millos en todas sus épocas. Tenga la plena seguridad que después que todo lo que hemos pasado aprendimos la lección y lucharemos por defender el equipo, porque como usted bien sabe, ya las cosas empiezan a tener otro color.

Defenderemos con más ahínco el honor de Millos, y de paso daremos un merecido homenaje a su memoria y a su obra maestra, que sin saberlo quizás al inicio, se convirtió en una pasión de multitudes de la cual soy parte hasta el último día de mi vida.

Yo no tuve el placer de conocerlo en persona, pero ya me dice mucho de usted su gran gestión al frente del club. Quizás nunca tuve la posibilidad de agradecerle en persona todo lo que hizo por millones de personas al crear Millonarios, así que le escribo esta carta la cual hago pública con el fin de agradecerle el poner la primer piedra de esta pasión inmensa llamada Club Deportivo Los Millonarios. Gracias por dar lo mejor de usted para formar lo que hoy es el club más grande de toda Colombia y por ser uno de los gestores de la historia del club, hechos épicos que nos enorgullecen desmedidamente y que hacen despertar las peores envidias en nuestros contrarios, porque usted sin saberlo creó un equipo que se me metió en el alma y en el corazón.

Gracias don Alfonso por todo. Gracias por compartir su pasión con nosotros. Gracias por construir un vehículo de pasiones y de multitudes, que cada vez que sale a la cancha nos mueve todo. Gracias por marcar el camino, por demostrar que con amor y sapiencia se puede llevar a un club de fútbol tan lejos como se quiera… Mil gracias porque su Millonarios es de millones, esos que con orgullo y sin importar donde estemos llevamos el azul y blanco en nuestro corazón.

Sin más por el momento y con gratitud eterna me despido. Disculpe si estas letras le llegan tarde, pero como usted entenderá, el servicio de correo a un lugar tan lleno de paz tarda un poco.

Cordialmente,


Gustavo Torres